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Liceo Impulso, sin excusas para no aprender

LAICO Y GRATUITO DE GESTIÓN PRIVADA

FUNDACION IMPULSO

La Fundación Impulso es una organización creada con el propósito de desarrollar un modelo de educación sustentable en contextos vulnerables, orientado a disminuir la brecha de aprendizaje existente entre estos contextos y aquellos de un estrato socio-económico superior.

Se pretende consolidar un modelo de liceo (ciclo básico) para zonas carenciadas que se pueda multiplicar para IMPULSAR a los jóvenes de esas zonas a eliminar la brecha de aprendizaje, integrarse efectivamente y aprovechar las oportunidades que el crecimiento económico del país les pueda brindar.
  

 

Fabrizio Patritti

Como Licenciado en Ciencias de la Educación (UdelaR); Lic. en Psicología (UdelaR) y Profesor de Filosofía (IPA) se ha dedicado profesionalmente a estas áreas del ámbito educativo.
Posee un Posgrado en Psicologìa Educacional (UCUDAL) así como Certificado en Gestión de Centros Educativos (ORT) y Master en Dirección de Centros Educativos (Complutense de Madrid).
Sus especialidades son dirigir y gestionar procesos de cambio educativos a nivel formal e informal, educación en valores, psicología educacional, pedagogía y dificultades de aprendizaje.
Actualmente Director del Liceo Impulso; liceo en zona Casavalle, de gestión privada, acceso gratuito y laico.

liceo impulso  UN LICEO SIN EXCUSA PARA NO APRENDER  

Una nueva joya educativa en Casavalle

En una esquina sobre avenida San Martín, a una cuadra del bulevar Aparicio Saravia, en el corazón del Marconi, el Borro y Palomares, se yergue un edificio de ladrillos, prolijamente enrejado y sin grafitis. Es un liceo. Su nombre: Impulso.

Los alumnos están adentro, de prolijo uniforme, conformando una imagen que difiere mucho de lo que se ve en otras zonas de la ciudad. Y hay detalles curiosos: la cartelería, por ejemplo, está escrita en inglés.

«Un liceo sin excusas para no aprender». Es el lema de esta institución donde el 4 de marzo 100 alumnos empezaron las clases en el primer liceo laico y gratuito de gestión privada del país. Funcionan cuatro clases de 25 integrantes, que tienen entre 12 y 14 años. Fueron elegidos entre 377 aspirantes. Todos de la zona, la cuenca de Casavalle. Entre el alumnado hay varios que son repetidores. Algunos están muy por debajo del nivel que tendrían que estar, con serias dificultades para escribir, por ejemplo.

Ubicado sobre un predio de dos hectáreas, el precioso edificio, de buenas aberturas y terminaciones de calidad, es un proyecto del arquitecto Manuel Herrera Lussich.

La inversión hasta ahora fue de US$ 2.200.000. La financiación se dio a través donaciones de empresas privadas que utilizan el beneficio legal que les permite deducir el 75% de sus impuestos (ver recuadro).

Impulso busca emular, en parte, el exitoso modelo del Liceo Jubilar, también ubicado en Casavalle, que coronó 10 años de trabajo con excelentes resultados académicos. «Con esa experiencia confirmamos que se podía», dice Nicolás Herrera, uno de los integrantes de la fundación Impulso. «Si bien nuestro modelo difiere por ser laico -lo que genera una serie de diferencias importantes-, la sustancia es parecida. Se busca eliminar la brecha de aprendizaje con un enfoque de excelencia, mucho esfuerzo académico y desarrollo de la personalidad».

TRABAJAR MUCHO. Los alumnos concurren de lunes a viernes de ocho de la mañana a seis de la tarde; los sábados de nueve a la una de la tarde. Cada grupo tiene un tutor, una figura que tiene algo de adscripto pero que también se relaciona con los padres. «Queremos que en tres o cuatro años los de Impulso estén en el mismo nivel que los mejores liceos de Montevideo. Para eso se necesita trabajar mucho», dice, sentado en su prolijo despacho, el director Fabrizio Patritti, docente del IPA, máster en dirección de centros educativos, y exdirector del Departamento de Psicología del Seminario.

La Fundación Impulso surge de la idea de un grupo de amigos: Marcelo Guadalupe, Elbio Strauch, Ernesto Talvi, Pablo da Silveira, Nicolás Herrera y Horacio Hughes, que, a título personal, decidieron desarrollar un instituto de enseñanza de ciclo básico de tiempo completo, laico, gratuito y de gestión privada. «No compramos el terreno hasta no haber encontrado el director, que es excelente. Nosotros somos la directiva y la Fundación. Creíamos que una directiva de amigos y no de empresas permitía una capacidad de ejecución eficaz, rápida, de mucho foco y con una forma de hacer las cosas con excelencia. Como si fuese una empresa privada. El liceo se construyó en siete meses», dice Herrera, exitoso abogado que hoy dedica varias horas semanales al liceo.

La selección de los profesores fue otro punto donde los responsables pusieron énfasis. En su mayoría son jóvenes y se buscó que tuvieran un alto grado de compromiso con el proyecto; son egresados del IPA, la Universidad de Montevideo y la Universidad de la República. Varios dejaron sus puestos en colegios privados para emprender esta aventura. Ganan un sueldo promedio. «Queremos desarrollar y potenciar a los docentes, hacerlos crecer junto a los alumnos, también exigiendo resultados», dicen desde la Fundación.

Quien recorra el lugar notará varias cosas: el laboratorio, por ejemplo, tiene materiales que en muchos liceos privados no hay. El cartel en la puerta reza «Science». La idea es hacer énfasis en el idioma y el anhelo es llegar a ser un liceo bilingüe.

En los recreos juegan al ajedrez o a juegos de caja. Entre las actividades extracurriculares hay talleres de humanidades, ciencias, matemáticas, alfabetización y desarrollo del pensamiento, este último a cargo de una psicopedagoga. Todavía no hay un gimnasio ni una cancha para practicar deportes, pero usan la que está cruzando avenida San Martín. Están en construcción los salones para 2º, 3º y 4º año.

Los alumnos desayunan, almuerzan y comen la merienda en un comedor moderno y minimalista. «Todos ayudamos a levantar, hasta el director», dice Javier Dovat, tutor. Veinte minutos antes del almuerzo, entre todos, se habla de temas de higiene, conducta y respeto. Allí trabaja un psicólogo full time y un asistente social.

Todos reciben las cuadernolas, los útiles y el uniforme (menos los zapatos y el equipo deportivo); los padres no pagan nada. «Aquí se atiende al alumno y a la familia como en el mejor liceo del país», dice orgulloso el director. El día de la entrevista, entre sus muchas tareas, Patritti tiene que hacer que los estudiantes se prueben las nuevas camperas (donación de una empresa), y verificar talles y tamaños. Así de personalizado es el lugar.

Trabajar cerca de las familias es clave: en lo que va del año ya tuvieron dos encuentros con padres donde se les muestra lo que aprenden sus hijos. Varios padres colaboran con la limpieza del centro, que se hace después de las seis de la tarde. Pocos días atrás, el padre un alumno, motu proprio, cortó el pasto que rodea Impulso. «Queremos ser socios en esta tarea», dice Patritti. «Hasta ahora no hemos tenido problemas de faltas, pero podemos ser pesados, y, si es necesario, iremos a la casa del alumno».

Aportes: 99% de agentes privados

El 99% de la financiación de Impulso es en base a donaciones de empresas que, por tener renta fiscal, están habilitadas dentro de un régimen de «donaciones especiales» que permite deducir el 75% de impuestos. Esta posibilidad no es solo para la fundación Impulso, es una norma general para proyectos similares en educación, universidades privadas y organizaciones de salud. En el listado de beneficiarios figuran Teletón, el Instituto Pasteur, la Fundación Álvarez-Caldeyro Barcia, Aldeas Infantiles y Niños con Alas, entre otras.

Los principales donantes de Impulso son FNC, Gerdau Laisa, Grupo Disco, Oca, Unión Capital, Banco Itaú, Marfrig, Saman y Stiler, que aportaron recursos en 2011, 2012 y 2013.

Hay aproximadamente 10 empresas más que han colaborado con este mismo régimen de donaciones especiales. «El sistema funciona perfectamente», dice Nicolás Herrera. «El Ministerio ha hecho un muy buen trabajo en sistematizar todo el proceso desde que se inicia el trámite para hacer la donación hasta que la empresa recibe los certificados correspondientes. Es sencillo y eficiente».

«Nadie debería quedar afuera»

«Mi sueño es que no haya ninguna empresa privada del Uruguay que pueda estar fuera de un proyecto como este. Toda empresa que tenga renta fiscal, querríamos que estuviera involucrada en algo parecido a esto. Si eso se da así, nosotros podemos construir muchos liceos», asegura Nicolás Herrera, de la Fundación Impulso.

Y hace cuentas: en la zona de Casavalle hay 1.200 niños que entran o podrían potencialmente pasar a Secundaria. Con un liceo como Impulso se captan 100 alumnos por año, por lo que se podría pensar que con 10 o 12 liceos que pudieran contener a los adolescentes todo el día, se estaría atendiendo el núcleo más grande de inequidad y falta de oportunidad.

Hasta ahora, el muro no tiene grafitis. Mirando la prolijidad del edificio y a los muchachos que lo recorren a diario, un transeúnte se puede preguntar: ¿podrá el impulso de un grupo de idealistas cambiar la cultura? ¿Podrá esta estructura -edilicia, humana- resistir los episodios de vandalismo? ¿Podrá esta joya, inserta en un barrio difícil, expandir su brillo? La trayectoria de varios de los integrantes de la Fundación, la vitalidad que irradia el cuerpo docente y la serenidad que se ve en los ojos de los estudiantes hacen pensar que quizá sí, algo pueda cambiar.

De El País. Leer también el enfoque de El Observador

El Liceo Impulso, que funciona desde marzo en el barrio Casavalle, es una institución privada donde los alumnos reciben educación gratuita y laica, financiada por el aporte de empresas privadas, en un modelo de alta exigencia que requiere de la participación de las familias. Para conocer más, En Perspectiva entrevistó a Nicolás Herrera, presidente de la Fundación Impulso, que creó y gestiona el liceo, y a Fabrizio Patritti, director del centro educativo. Según explicó Patritti, la propuesta busca «eliminar la brecha de aprendizaje» de los alumnos «en tres o cuatro años» para poder llegar «a los mejores niveles educativos del país». Destacó las «altas expectativas» que se tienen con los alumnos y las familias para poder alcanzar ese objetivo. «Nuestra filosofía es que cada individuo debe buscar su destino, lo que nosotros podemos dar es una oportunidad», expresó por su parte Herrera, y adelantó su aspiración de poder abrir para 2015 un segundo liceo que se rija por este modelo.

Documento: Discurso del presidente de la Fundación Impulso, Dr. Nicolás Herrera, durante la inauguración del Liceo Impulso

 

Autor:

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12 comentarios sobre “Liceo Impulso, sin excusas para no aprender

  1. les faltó hablar del director, quien es el alma del proyecto. todo el modelo es de su exclusiva responsabilidad. fabrizio patritti. indaguen sobre su formación y experiencia.

  2. Muy buen artículo. Pero hay un error importantísimo. Quien gestiona el liceo y es autor exclusivo del proyecto es el director. La fundación lo eligió para eso, justamente. Lo demás que dice el artículo es tal cual! Un proyecto que dará que hablar.

  3. PERO LOS QUE SALEN DE LA ESCUELA SOLO PUEDEN IR A ESTE LICEO
    O SE PUEDE ESTO SUPONELE YO ESTOY EN UN LICEO Y REPITO Y TA Y QUIERO IR A ESTE LICEO SE PUEDE

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